martes, 29 de marzo de 2016

HACE 20 AÑOS TAMPOCO SE CONMEMORABA EL DESEMBARCO DE PAREJA

                        En 1996 un amigo me pidió que escribiera algún tema militar para presentar en una reunión de amigos. Entre las posibilidades que le sugerí, le pareció interesante, recordar el inicio de la guerra de independencia de Chile, puesto que él, siendo militar en retiro, no tenía antecedentes claros respecto a la primera acción de este conflicto.
                        A continuación transcribo dicho artículo. De más está decir que lo había olvidado y que, al igual que el artículo sobre Pedro de Valdivia (ver entrada "Un futuro ideal"), lo encontré entre viejos archivos que estoy eliminando de mi computador. Fue escrito hace 20 años y tiene algunos errores que no he querido corregir, para mantener el espíritu de la narración original; quienes hayan leído la “Crónica Militar de la Patria Vieja” podrán descubrir las inexactitudes que fueron subsanadas en un estudio más profundo que realicé al escribir el libro.

“El primer combate de la Patria Vieja”

Sobre las empinadas calles que recorren las colinas de la península de Tumbes, los habitantes de Talcahuano arrastran su rutinaria vida sin imaginarse que bajo su sucio asfalto y gastados adoquines, reposan olvidadas por la historia, las ensangrentadas balas que atravesaron los corazones de los primeros chilenos que inmolaron sus vidas en pos de un ideal.
Son pocos los compatriotas que recuerdan que el 27 de marzo de 1813, cuando el sol alcanzaba el cénit, su luz fue empañada por el humo de cañones y mosquetes que ascendía al cielo, mezclado con el polvo levantado por cientos de pies, que corrían impulsados por el ansia fratricida de acabar con la vida del hermano que adornaba su sombrero con una escarapela de distinto color.
Ahora, bajo la serena perspectiva de los casi 183 años que nos separan de ese día, vamos a tratar de desentrañar los secretos sepultados en la Península de Tumbes, con la esperanza de que, a través del conocimiento de este primer combate de la Guerra de Independencia, nuestros espíritus se engrandezcan con sus enseñanzas históricas, honremos la memoria de los muertos y permitamos que la luz del sol ilumine  la convivencia nacional, libre de las impurezas de la confrontación fratricida.

Antecedentes:
La independencia americana, corolario del natural deseo de auto determinación de los pueblos, fue precipitada por años de mal gobierno español y las ideas de la Revolución francesa propagadas por los ejércitos napoleónicos. En Chile este deseo de autogobierno sólo se asocia al ideal de independencia absoluta bajo el impulso del gobierno de don J.M. Carrera, quien simbolizó en un escudo y bandera las bases de nuestra incipiente alma nacional.
Para el Virrey del Perú, máximo representante del Rey de España en la América del Sur, que la Capitanía General de Chile enarbolara su propia bandera y tratara de regirse por su propia Constitución Política equivalía a una declaración de guerra. En consecuencia, comisionó al Brigadier don Antonio Pareja para organizar una expedición que volviera al país al vasallaje español.
Pareja salió del Perú con 40 oficiales y suboficiales, reuniendo un ejército de más de 2.000 hombres naturales de Chiloé y Valdivia. Estos chilenos estaban animados por un intenso sentimiento de devoción religiosa hacia la monarquía española y realizaron prodigios de valor y sacrificio por este ideal. Ellos no pelearon por conseguir fortuna como los conquistadores, tampoco defendieron sus hogares como los soldados de la colonia, solo entregaron su vida por un Rey desconocido que simbolizaba, para ellos, el principio rector de la vida y único artífice de la felicidad. Inmolarse en su nombre era un seguro medio de alcanzar la vida eterna.
El soldado patriota era impulsado por sentimientos más personales. Un ideal tan complejo como es el de autodeterminación no podía penetrar en el grueso del pueblo chileno, pero la belicosidad de sus ancestros mapuches despertaba con el ejemplo de los oficiales que sabían ganarse su respeto y cariño. Así, vemos a los patriotas mantenerse, a pecho descubierto, bajo el fuego de 25 cañones por seis horas en San Carlos, seguir al Coronel Spano a la carrera hasta la plaza de Chillán, transformar la sorpresa del Roble en victoria tras Prieto y O'Higgins, etc.

El Combate:
El Brigadier Pareja logró desembarcar solo 1200 hombres y 10 cañones en la bahía de San Vicente durante la noche del 26 y madrugada del 27 de marzo de 1813. Con ellos marchó hacia Talcahuano, a fin de capturar este puerto y poder completar en mejores condiciones el desembarco de su expedición. Sin embargo, El Gobernador patriota don Rafael de la Sotta dispuso sus menguadas fuerzas (180 fusileros, 15 dragones de caballería y 5 cañones) en las alturas que dominan el camino que une San Vicente con Talcahuano. Eran sus intenciones retardar el avance de Pareja hasta obtener ayuda de la guarnición de Concepción y permitir la fuga de los patriotas comprometidos con la revolución.
La relación del combate entregada por los propios protagonistas es contradictoria. Un estudio del terreno y de las características de las armas de la época permiten recrear esta acción, concordando con los relatos de Pareja, Sotta, Rodríguez Ballesteros y José de Berganza:
Al mediodía, la cabeza de la columna realista, dirigida por el Sargento Mayor José Rodríguez Ballesteros, avistó las posiciones patriotas y se aproximó oblicuamente, siendo saludada por las primeras salvas de artillería, cuyas balas rebotaban tras la formación de los Voluntarios de Castro. Concluida la marcha de aproximación, el Comandante José de Berganza montó su artillería respondiendo al fuego patriota. Luego de media hora de cañoneo, de cuyo resultado solo se consigna la herida de dos artilleros realistas, avanzaron los voluntarios de Castro, flanqueados por el batallón Chiloé, dirigido por el propio Berganza y el batallón Valdivia comandado por el Sargento Mayor Lucas Molina. La escarpada ladera y el exasperante fuego de los cañones y mosquetes patriotas fraccionaron las líneas realistas, los hombres  ansiosos de escarmentar a quienes los sometían a tan dura prueba aceleraron el paso, sobrepasaron a sus oficiales y emprendieron una desenfrenada carrera animada por el ancestral chivateo araucano de combate.
Los patriotas vacilaron, veían un alud incontenible de hombres que los superaba en una proporción de seis es a uno, además, luego de una hora de combate, algunos cañones se desmontaron de sus cureñas de madera verde, también los mosquetes cargados con la premura de la acción comenzaban a resentir sus mecanismos. El coronel Sotta, secundado por el Teniente Coronel Manuel Serrano y su  hijo Gregorio aumentaron sus voces de aliento, los soldados apretaron los dientes y multiplicaron sus descargas y la marea realista amainó. Los chilotes y valdivianos resentidos por 3 días de travesía marítima, un azaroso desembarco y más de una hora de combate, miraron con una sombra de temor la cima de la colina que, cual volcán, se coronaba con el humo y fuego patriota y les enviaba un enjambre de plomo incandescente. Instintivamente detuvieron su carrera y se reagruparon en torno a sus banderas y oficiales. Estos al ver que la falta de municiones y desperfecto del armamento hacía menguar las descargas patriotas invocaron a Dios y al Rey, apuntaron sus sables a la línea patriota y ascendieron a la carrera, seguidos por un torrente de soldados electrizados por su ejemplo y el recuerdo de sus más preciados ideales. Esta vez nada los detuvo. Sotta ordenó clavar la artillería y retirarse. Algunos no lo oyeron, otros no pudieron obedecer, las bayonetas realistas fueron más veloces que la voz del jefe que los había inspirado.
El combate y persecución concluyó a las 3 de la tarde. Sus resultados son difíciles de evaluar. Cada protagonista minimiza las pérdidas propias y maximiza las del enemigo. Se sabe que muchos heridos se arrastraron a los bosques vecinos falleciendo, quizás sus cuerpos permanezcan insepultos... Las cifras no importan, con el primer soldado que recibió una bala disparada por un compatriota se había consumado la tragedia de la lucha fratricida... Los hombres no comprendieron esto y la tragedia se repitió miles de veces, tantas veces que ya no fue importante, fue rutina y la rutina hizo olvidar el respeto a la vida humana.

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                        Me parece increíble que ya hayan pasado 20 años desde que escribí esto… Pero también es sorprendente que hoy se cumplan 3 años desde que inicié este Blog. Aunque su objetivo era promocionar mi libro(s), me había autoimpuesto una meta de alcanzar las 10.000 visitas en ese lapso de tiempo… apenas se superaron los 2/3 de esa cifra. Sin embargo, el subir a “la nube” los archivos que voy desechando de mi computador ha sido revelador para mí: Todo lo que ingresa en este Blog queda a disposición de todo el mundo, lo que hace altamente probable que  a alguien le sirva. Es posible que haya algún joven que tenga los mismos intereses que yo tuve a su edad y que pueda encontrar en este sitio las respuestas que yo demoré años en descubrir. De ser así, espero que con la fuerza e ímpetu de su juventud ayude a difundir nuestra historia y contribuya a que el 27 de marzo sea una fecha de reflexión para todos los chilenos, que fortalezca nuestra fraternidad y nos comprometa a temperar nuestras diferencias, haciendo un silencioso juramento, por la memoria de tantos compatriotas inmolados, de nunca levantar nuestras manos armadas contra nuestros hermanos.

2 comentarios:

  1. Marco, ten por seguro que yo aprovecho cada entrada de tu blog y la espero siempre, y eso que no soy un jovencito...
    Y por fin me llegaron los españoles de Hat y prusianos de Hat. Aunque la verdad es que ya estoy pensando en hacer lago para el próximo Febrero, pues viene Chacabuco, y luego las columnas de Freire y Las Heras.

    Saludos Antonio

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    1. Siempre es bueno saber de tí Antonio. Yo estoy esperando que el sol me de la oportunidad de barnizar los batallones Valdivia y Concepción para terminar la serie de entradas respecto a estas figuras. Por supuesto que el bicentenario de Chacabuco abre el apetito de un wargamer. Yo tenía pensado publicar el tercer libro de la serie, pero 2015 fue un año perdido para mí, quizás para abril de 2018... En todo caso, podríamos organizar un wargame, hay suficiente tiempo y yo ya tengo listo el batallón Talavera, los Húsares de la Concordia y la mitad de los Carabineros de Abascal...

      Un abrazo

      Marco

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