HACE 20 AÑOS TAMPOCO SE
CONMEMORABA EL DESEMBARCO DE PAREJA
En 1996 un amigo me pidió que escribiera
algún tema militar para presentar en una reunión de amigos. Entre las
posibilidades que le sugerí, le pareció interesante, recordar el inicio de la
guerra de independencia de Chile, puesto que él, siendo militar en retiro, no
tenía antecedentes claros respecto a la primera acción de este conflicto.
A continuación transcribo dicho artículo. De
más está decir que lo había olvidado y que, al igual que el artículo sobre
Pedro de Valdivia (ver entrada "Un futuro ideal"), lo encontré entre viejos archivos que estoy eliminando de mi
computador. Fue escrito hace 20 años y tiene algunos errores que no he querido
corregir, para mantener el espíritu de la narración original; quienes hayan
leído la “Crónica Militar de la Patria Vieja” podrán descubrir las inexactitudes
que fueron subsanadas en un estudio más profundo que realicé al escribir el
libro.
“El primer
combate de la Patria Vieja”
Sobre
las empinadas calles que recorren las colinas de la península de Tumbes, los
habitantes de Talcahuano arrastran su rutinaria vida sin imaginarse que bajo su
sucio asfalto y gastados adoquines, reposan olvidadas por la historia, las
ensangrentadas balas que atravesaron los corazones de los primeros chilenos que
inmolaron sus vidas en pos de un ideal.
Son
pocos los compatriotas que recuerdan que el 27 de marzo de 1813, cuando el sol
alcanzaba el cénit, su luz fue empañada por el humo de cañones y mosquetes que
ascendía al cielo, mezclado con el polvo levantado por cientos de pies, que
corrían impulsados por el ansia fratricida de acabar con la vida del hermano
que adornaba su sombrero con una escarapela de distinto color.
Ahora,
bajo la serena perspectiva de los casi 183 años que nos separan de ese día,
vamos a tratar de desentrañar los secretos sepultados en la Península de
Tumbes, con la esperanza de que, a través del conocimiento de este primer
combate de la Guerra de Independencia, nuestros espíritus se engrandezcan con
sus enseñanzas históricas, honremos la memoria de los muertos y permitamos que
la luz del sol ilumine la convivencia
nacional, libre de las impurezas de la confrontación fratricida.
Antecedentes:
La
independencia americana, corolario del natural deseo de auto determinación de
los pueblos, fue precipitada por años de mal gobierno español y las ideas de la
Revolución francesa propagadas por los ejércitos napoleónicos. En Chile este
deseo de autogobierno sólo se asocia al ideal de independencia absoluta bajo el
impulso del gobierno de don J.M. Carrera, quien simbolizó en un escudo y
bandera las bases de nuestra incipiente alma nacional.
Para
el Virrey del Perú, máximo representante del Rey de España en la América del
Sur, que la Capitanía General de Chile enarbolara su propia bandera y tratara
de regirse por su propia Constitución Política equivalía a una declaración de
guerra. En consecuencia, comisionó al Brigadier don Antonio Pareja para
organizar una expedición que volviera al país al vasallaje español.
Pareja
salió del Perú con 40 oficiales y suboficiales, reuniendo un ejército de más de
2.000 hombres naturales de Chiloé y Valdivia. Estos chilenos estaban
animados por un intenso sentimiento de devoción religiosa hacia la monarquía
española y realizaron prodigios de valor y sacrificio por este ideal. Ellos no
pelearon por conseguir fortuna como los conquistadores, tampoco defendieron sus
hogares como los soldados de la colonia, solo entregaron su vida por un Rey
desconocido que simbolizaba, para ellos, el principio rector de la vida y único
artífice de la felicidad. Inmolarse en su nombre era un seguro medio de
alcanzar la vida eterna.
El
soldado patriota era impulsado por sentimientos más personales. Un ideal tan
complejo como es el de autodeterminación no podía penetrar en el grueso del
pueblo chileno, pero la belicosidad de sus ancestros mapuches despertaba con el
ejemplo de los oficiales que sabían ganarse su respeto y cariño. Así, vemos a
los patriotas mantenerse, a pecho descubierto, bajo el fuego de 25 cañones por
seis horas en San Carlos, seguir al Coronel Spano a la carrera hasta la plaza
de Chillán, transformar la sorpresa del Roble en victoria tras Prieto y
O'Higgins, etc.
El Combate:
El
Brigadier Pareja logró desembarcar solo 1200 hombres y 10 cañones en la bahía
de San Vicente durante la noche del 26 y madrugada del 27 de marzo de 1813. Con
ellos marchó hacia Talcahuano, a fin de capturar este puerto y poder completar
en mejores condiciones el desembarco de su expedición. Sin embargo, El
Gobernador patriota don Rafael de la Sotta dispuso sus menguadas fuerzas (180
fusileros, 15 dragones de caballería y 5 cañones) en las alturas que dominan el
camino que une San Vicente con Talcahuano. Eran sus intenciones retardar el
avance de Pareja hasta obtener ayuda de la guarnición de Concepción y permitir
la fuga de los patriotas comprometidos con la revolución.
La
relación del combate entregada por los propios protagonistas es contradictoria.
Un estudio del terreno y de las características de las armas de la época
permiten recrear esta acción, concordando con los relatos de Pareja, Sotta,
Rodríguez Ballesteros y José de Berganza:
Al
mediodía, la cabeza de la columna realista, dirigida por el Sargento Mayor José
Rodríguez Ballesteros, avistó las posiciones patriotas y se aproximó
oblicuamente, siendo saludada por las primeras salvas de artillería, cuyas
balas rebotaban tras la formación de los Voluntarios de Castro. Concluida la
marcha de aproximación, el Comandante José de Berganza montó su artillería
respondiendo al fuego patriota. Luego de media hora de cañoneo, de cuyo
resultado solo se consigna la herida de dos artilleros realistas, avanzaron los
voluntarios de Castro, flanqueados por el batallón Chiloé, dirigido por el
propio Berganza y el batallón Valdivia comandado por el Sargento Mayor Lucas
Molina. La escarpada ladera y el exasperante fuego de los cañones y mosquetes
patriotas fraccionaron las líneas realistas, los hombres ansiosos de escarmentar a quienes los
sometían a tan dura prueba aceleraron el paso, sobrepasaron a sus oficiales y
emprendieron una desenfrenada carrera animada por el ancestral chivateo
araucano de combate.
Los
patriotas vacilaron, veían un alud incontenible de hombres que los superaba en
una proporción de seis es a uno, además, luego de una hora de combate, algunos
cañones se desmontaron de sus cureñas de madera verde, también los mosquetes
cargados con la premura de la acción comenzaban a resentir sus mecanismos. El
coronel Sotta, secundado por el Teniente Coronel Manuel Serrano y su hijo Gregorio aumentaron sus voces de
aliento, los soldados apretaron los dientes y multiplicaron sus descargas y la
marea realista amainó. Los chilotes y valdivianos resentidos por 3 días de
travesía marítima, un azaroso desembarco y más de una hora de combate, miraron
con una sombra de temor la cima de la colina que, cual volcán, se coronaba con
el humo y fuego patriota y les enviaba un enjambre de plomo incandescente.
Instintivamente detuvieron su carrera y se reagruparon en torno a sus banderas
y oficiales. Estos al ver que la falta de municiones y desperfecto del
armamento hacía menguar las descargas patriotas invocaron a Dios y al Rey,
apuntaron sus sables a la línea patriota y ascendieron a la carrera, seguidos
por un torrente de soldados electrizados por su ejemplo y el recuerdo de sus
más preciados ideales. Esta vez nada los detuvo. Sotta ordenó clavar la
artillería y retirarse. Algunos no lo oyeron, otros no pudieron obedecer, las
bayonetas realistas fueron más veloces que la voz del jefe que los había
inspirado.
El
combate y persecución concluyó a las 3 de la tarde. Sus resultados son
difíciles de evaluar. Cada protagonista minimiza las pérdidas propias y
maximiza las del enemigo. Se sabe que muchos heridos se arrastraron a los
bosques vecinos falleciendo, quizás sus cuerpos permanezcan insepultos... Las
cifras no importan, con el primer soldado que recibió una bala disparada por un
compatriota se había consumado la tragedia de la lucha fratricida... Los
hombres no comprendieron esto y la tragedia se repitió miles de veces, tantas
veces que ya no fue importante, fue rutina y la rutina hizo olvidar el respeto
a la vida humana.
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Me parece increíble que ya hayan pasado 20
años desde que escribí esto… Pero también es sorprendente que hoy se cumplan 3
años desde que inicié este Blog. Aunque su objetivo era promocionar mi
libro(s), me había autoimpuesto una meta de alcanzar las 10.000 visitas en ese
lapso de tiempo… apenas se superaron los 2/3 de esa cifra. Sin embargo, el
subir a “la nube” los archivos que voy desechando de mi computador ha sido
revelador para mí: Todo lo que ingresa en este Blog queda a disposición de todo
el mundo, lo que hace altamente probable que a alguien le sirva. Es posible que haya algún
joven que tenga los mismos intereses que yo tuve a su edad y que pueda encontrar
en este sitio las respuestas que yo demoré años en descubrir. De ser así,
espero que con la fuerza e ímpetu de su juventud ayude a difundir nuestra
historia y contribuya a que el 27 de marzo sea una fecha de reflexión para todos
los chilenos, que fortalezca nuestra fraternidad y nos comprometa a temperar
nuestras diferencias, haciendo un silencioso juramento, por la memoria de tantos
compatriotas inmolados, de nunca levantar nuestras manos armadas contra nuestros
hermanos.
Marco, ten por seguro que yo aprovecho cada entrada de tu blog y la espero siempre, y eso que no soy un jovencito...
ResponderEliminarY por fin me llegaron los españoles de Hat y prusianos de Hat. Aunque la verdad es que ya estoy pensando en hacer lago para el próximo Febrero, pues viene Chacabuco, y luego las columnas de Freire y Las Heras.
Saludos Antonio
Siempre es bueno saber de tí Antonio. Yo estoy esperando que el sol me de la oportunidad de barnizar los batallones Valdivia y Concepción para terminar la serie de entradas respecto a estas figuras. Por supuesto que el bicentenario de Chacabuco abre el apetito de un wargamer. Yo tenía pensado publicar el tercer libro de la serie, pero 2015 fue un año perdido para mí, quizás para abril de 2018... En todo caso, podríamos organizar un wargame, hay suficiente tiempo y yo ya tengo listo el batallón Talavera, los Húsares de la Concordia y la mitad de los Carabineros de Abascal...
EliminarUn abrazo
Marco