jueves, 14 de mayo de 2015



ACCIONES NAVALES DURANTE LA PATRIA VIEJA

                        Al planificar la “Crónica Militar de la Patria Vieja” pensé incluir un capítulo a apéndice con este título, sin embargo, la táctica y estrategia naval en la época de la navegación a vela tiene características que requieren de un estudio tan concienzudo como el arte de la guerra en tierra. Aunque luego de una rápida revisión me pareció un tema fascinante y entretenido, no me pareció que alcanzaría a dominarlo, como para tratarlo con la profundidad y detalle que el resto del libro. Además, las acciones navales no impactaron directamente las campañas terrestres, más allá de los desembarcos realistas, por lo que preferí no escribir un capítulo al respecto.
                        Siendo mayo el mes del mar, creo que es un buen momento para hacer un somero resumen de los acontecimientos que ocurrieron en el mar durante las campañas de la Patria Vieja. Reitero que no es un tema que domine, cualquier corrección o complemento que los lectores consideren pertinentes son bienvenidos.

LOS BARCOS:
                        A comienzos del siglo XIX el trasporte a través de los mares se realizaba en barcos impulsados por el viento, en consecuencia su velocidad dependería del velamen que tuvieran, pero su maniobrabilidad estaba limitada por el tipo y cantidad de velas, así como por su peso. Como la principal arma de combate era la artillería, el poderío de los barcos estaba dado por el número de cañones que poseían. Obviamente, a mayor cantidad de cañones, mayor tamaño y peso del barco, pero también mayor potencia de fuego. En general todos los barcos que surcaban los mares tenían cañones (incluso los mercantes debían tener algún medio de defensa contra piratas, demás servían para comunicarse con otros barcos) pero los armados en guerra estaban diseñados especialmente para presentar por ambas bordas sus cañones dispuestos en 1 a 3 cubiertas:
-          Navíos: Eran los barcos más grandes y pesados. Formaban la línea de batalla. Tenían tres mástiles (mesana, mayor y trinquete de atrás a delante), con palos cruzados (“vergas” o “perchas”) que permitían desplegar grandes velas cuadradas. Estaban armados con 50 a 120 cañones dispuestos en 2 o 3 cubiertas
-          Fragatas: También tenían tres mástiles, pero su casco más angosto y alargado les permitía mayor velocidad y maniobrabilidad. Sólo tenían una cubierta para la artillería que sumaba 20 a 40 cañones.
-          Corbeta: También llamada Bric o Barca. Más pequeña que la fragata, también tenía tres mástiles, pero en el palo de mesana desplegaba una vela cangrejera, pues no tenía percha. Montaban en una cubierta 12 a 20 cañones y se empleaba como barco de escolta de mercantes.
-          Bergantín: Barco de dos mástiles (mayor y trinquete), ambos con velas cuadradas. Con armamento y funciones similares a la corbeta.
-          Goleta: Dos mástiles, con velas cangrejeras (sin perchas), podían montar hasta 17 cañones.
-          Lanchas cañoneras: Un mástil con vela cangrejera, también se impulsaban por medio de remos. Montaban un cañón de hasta 24 libras en la proa y podían tener otros pequeños “pedreros” en las bordas. Se destinaban a acciones de costas (los navíos y fragatas tenían 1 o 2 para apoyar acciones de desembarco).
Navío "Montblanc" (http://www.todoababor.es/)

Fragata española (http://www.todoababor.es/)
Bergantín francés (https://nauticajonkepa.wordpress.com/2010/03/14/el-oriflama/)

LA FLOTILLA DE PAREJA:
                        Al comienzo de la Patria Vieja no se vieron navíos en las aguas de Chile. Las más grandes embarcaciones presentes fueron las fragatas. La flotilla que condujo al brigadier Pareja a Chiloé estaba compuesta por la  fragata “Trinidad”, Los bergantines “Machete” y “Nieves” y dos goletas. Los cinco barcos hicieron la travesía del Callao a Ancud en 37 días. No dispongo de mayores datos de cada embarcación, ni con respecto a su tamaño, ni armamento, pero es altamente probable que no fueran buques armados en guerra. En Chiloé se agregaron 5 Dalcas o piraguas chilotas para poder transportar al ejército realista hasta Valdivia. Esta travesía, de 7 días, tampoco tuvo inconvenientes, excepto el extravío de una dalca que llegó con sus tripulantes sin novedad a Talcahuano.

Dalca chilota

                        A fin de dar cabida a la guarnición de Valdivia que se uniría a la expedición, se sumaron a las embarcaciones de Pareja la fragata “Gaditana” (Al parecer no estaba artillada) y una lancha cañonera, conformando la flotilla de 11 naves (dos fragatas, dos bergantines, dos goletas, una cañonera y cuatro piraguas) que fondearon en la bahía de San Vicente el 26 de marzo de 1813, tras tres días de navegación.
                        Es curioso que esta flotilla haya circulado por 47 días entre El Callao y Chiloé sin ser avistada por otras embarcaciones que diera la alarma a las autoridades independentistas de Chile. Así, la sorpresa fue total y el desembarco realista solo fue dificultado por las condiciones del mar, que estrellaron contra las rocas a 4 lanchas. Estas fueron, junto a dos marineros muertos por enfermedad antes de llegar a Chiloé, las únicas pérdidas de la flotilla del brigadier Pareja.

LA PRIMERA ESCUADRA NACIONAL:
                        El estado de guerra amenazaba con debilitar aún más la lánguida economía chilena con el deterioro del comercio. Se había perdido el segundo puerto en importancia del país (Talcahuano) y el principal puerto, Valparaíso, estaba bloqueado por la fragata corsaria “Warren” (Buque norteamericano capturado en 1807 en Talcahuano, bajo el pretexto de haberse dedicado al contrabando, fue armada en corso por el virrey Abascal para agotar la economía chilena) que desplazaba 390 toneladas y armada con 14 cañones.
                        Carrera había instruido a Francisco de la Lastra, gobernador del puerto de Valparaíso para que armara dos barcos en guerra que rompieran el bloqueo realista y luego bloquearan el puerto de Talcahuano, cortando los suministros que el ejército de Pareja pudiera recibir del Perú o Chiloé. En esta empresa la Junta de Gobierno fue especialmente activa apoyando la iniciativa con oportunos aportes de las sumas de dinero necesarias para adquirir los buques, comprar los cañones para armarlos y reclutar y vestir a las tripulaciones. Los buques que formaron esta primera escuadra que navegó con pabellón chileno fueron de origen norteamericano: La fragata “Pearl”, arrendada a su propietario y rebautizada “Perla”, de 400 toneladas y el bergantín “Colt”, rebautizado “Potrillo”,  de 260 toneladas, comprado a su capitán Munson por $ 16.000 (una suma tan baja hace suponer que este buque en realidad fue comprado a los armadores de Baltimore por el gobierno de Carrera con al apoyo del cónsul Poinsett). El armamento se requisó de la fragata portuguesa “San José de la Fama” y se distribuyó de la siguiente forma: Fragata “Perla” 2 cañones de 24 libras y 22 cañones de 12 libras. Bergantín “Potrillo” 8 cañones de 12 libras, 10 de 8 libras y 2 de 6 libras.
                        La marinería se reclutó entre los pescadores y estibadores del puerto, siendo reforzados por marinos portugueses (de la fragata “San José de la Fama”), algunos ingleses y una veintena de norteamericanos, entre los que se encontraban el capitán del “Potrillo”, Eduardo Barnewald y su teniente, Samuel Johnston (tipógrafo que llegó a Chile con la primera imprenta comprada por Carrera). Desafortunadamente, a la marinería se le enlistó con la promesa del beneficio económico de las posibles presas capturadas, por lo que la lealtad a la bandera estaba muy supeditada a su codicia, lo que influyó en el desenlace de la primera aventura naval de Chile.
                        La prisa e improvisación con la que se preparó esta primera escuadra nacional queda reflejada en que entre la adquisición de los buques y su salida del puerto solo pasaron 10 días (del 22 de abril al 2 de mayo de 1813). En este lapso los realistas de Valparaíso también realizaron una febril actividad, poniéndose en contacto con el teniente Agustín Ibarra, segundo comandante de la “Warren”, quien dirigía los periódicos desembarcos secretos en la caleta de Punta Ángeles mediante los cuales la fragata se reabastecía de agua, alimentos y noticias que les proporcionaban los comerciantes realistas del puerto. Ibarra permaneció varios días oculto en las casas del puerto y ayudo a sobornar a la marinería portuguesa, a algunos ingleses y chilenos y, al italiano Carlos Magi, quien lideraría el motín destinado a capturar los barcos chilenos y llevarlos al Callao.
                        Al mediodía del 2 de mayo de 1813 la fragata “Warren” se mostró en la boca del puerto y disparó un cañonazo de desafío. Las tripulaciones de la “Perla” y el “Potrillo” después de oír misa subieron a sus barcos y soltaron amarras para dar caza a la fragata realista. La “Perla” tomó la delantera y fue seguida por el bergantín, cuyo capitán vio extrañado como ambas fragatas navegaban en paralelo, sin dispararse a pesar de estar a distancia de tiro. Repitió las señales convenidas para iniciar el combate, pero al no obtener respuesta se acercó para preguntar a viva voz que ocurría. Sin embargo para acercarse a la “Perla”, el “Potrillo” se situó entre las dos fragatas. En ese momento Carlos Magi que había iniciado el motín poco después de soltar amarras, capturando rápidamente a la oficialidad y marinería independentista, ordenó disparar contra el bergantín: Tres “¡Viva Fernando VII!” fueron seguidos por una descarga cerrada, que fue contestada por otra de la “Warren” contra la otra borda del “Potrillo”. Barnewald, comprendiendo la traición trató de maniobrar, saliendo de la trampa y volviendo al puerto, pero los conspiradores entre su tripulación cortaron las drizas de la vela cangrejera del palo mayor (esta vela mencionada en los relatos nos permite suponer que el “Potrillo” era en realidad un Bergantín-Goleta”). La confusión por las descargas de los cañones enemigos y la brusca desaceleración e ingobernabilidad del buque permitió que los amotinados apresaran rápidamente a la oficialidad y marineros no comprometidos. Con las últimas luces del atardecer los tres buques desaparecieron de la vista de los habitantes del Valparaíso que habían subido a los cerros para contemplar el combate. En los días siguientes, las noticias traídas por barcos neutrales confirmaron la pérdida definitiva de la “Perla” y el “Potrillo” que siguieron rumbo al Callao para incorporarse a los corsarios del virrey Abascal.

LAS CAÑONERAS DE TALCAHUANO:
                        El 25 de mayo de 1813, el brigadier José Miguel Carrera ingresaba a Concepción, dejando a los restos del ejército realista encerrados en Chillán. Los soldados realistas que guarnecían la ciudad, así como sus autoridades se habían refugiado en Talcahuano. Carrera intimó la rendición, la que fue rechazada por el gobernador coronel Manuel Tejeiros, quien aprovechó de comenzar a desmontar los cañones de las baterías de costa y de los fuertes, al tiempo que organizaba la huida de civiles y militares.
                        Sabedor Carrera de la debilidad de la guarnición de Talcahuano, ordenó el ataque el 29 de mayo. Los realistas se posicionaron en las alturas que flanquean el camino al puerto. En la altura de la derecha (El Morro de Talcahuano) 50 fusileros estaban apoyados por 2 lanchas cañoneras que se aventuraban por la desembocadura del Andalién entre El Morro y la Isla de Rocuant. Los granaderos independentistas rápidamente desalojaron a los infantes realistas y ayudaron al capitán Juan Morla a emplazar sus dos cañones en la altura. Un corto duelo artillero con las lanchas realistas terminó con el hundimiento de una y la retirada de la otra con algún daño.
                        Una vez capturado el puerto, los independentistas vieron que la fragata “Bretaña” no podía superar el viento norte y abandonar la bahía de Talcahuano con los fugitivos realistas. Carrera comisionó al teniente de artillería Nicolás García y al teniente de dragones Ramón Freire para que alistaran dos lanchas cañoneras para capturar a la fragata que esperaba el cambio de viento fondeada cerca de la isla Quiriquina. García había sido piloto y Freire había navegado como sobrecargo de una fragata mercante en su juventud. Estos fueron los primeros oficiales de la “infantería de marina” chilena.
Cañonera española (http://dioramadetrafalgar.blogspot.com) Vale la pena revisar este diorama en escala 1/50.


                        El 31 de mayo, el cambio de viento arrebato su presa a la flotilla de cañoneras independentistas, sin embargo, pudieron liberar a los prisioneros retenidos en la fragata “San José”, buque demasiado viejo para navegar, utilizado como pontón-prisión. Asimismo, el 7 de junio una nueva presa se puso a su alcance:
                        El virrey Abascal, cumpliendo su compromiso con Pareja, había preparado un refuerzo para la expedición del malogrado brigadier consistente en dinero, municiones y oficiales que se embarcaron en la fragata Thomas (ballenera inglesa capturada en Talcahuano en 1805 cuando España estaba en guerra con Inglaterra y que había sido adquirida por el comerciante chileno Javier Manzano) con rumbo a Talcahuano que se suponía estaba en control de las tropas del Rey. Carrera había ordenado que se mantuviera el estandarte real flameando en el puerto, sin embargo el capitán Pedro Colmenares prefirió anclar en Tomé y envió al teniente Villavicencio en una lancha a tierra para averiguar sobre cuál era la situación militar en tierra. Los tripulantes de la lancha fueron capturados en cuanto tocaron tierra y García rodeó la fragata con sus dos cañoneras y algunos faluchos (botes pequeños y angostos). Al amanecer del 8 de junio de 1813 intimaron la rendición a la fragata, cuya tripulación, sin medios de defensa se rindió a discreción. El único acto violento de esta captura, fue el chapuzón que se dio el teniente Freire para rescatar del agua la correspondencia realista que algunos oficiales habían tratado de liberar de la captura lanzándola al mar. Este esfuerzo le valió al futuro presidente de Chile la suma de $ 1.200, como parte de una libranza (cheque al portador) por $ 4.000 que estaba dentro de las cartas rescatadas de las aguas por él y que Carrera le entregó al hacer efectivo el pago.

ACTIVIDAD NAVAL REALISTA EN 1814:
                        El bergantín “Potrillo” por sus excelentes cualidades de navegación fue empleado como barco correo entre El Callao y Chiloé y junto a la corbeta de guerra “Sebastiana” condujo al brigadier Gainza con los refuerzos de artillería, municiones, víveres y dos compañías del Real de Lima. Saliendo del Callao el 1º de enero de 1814, llegaron el 30 al puerto de Arauco. A este puerto había llegado el batallón Auxiliar de Chiloé el 15 del mismo mes, conducido por las fragatas mercantes “Trinidad” y “Mercedes”.
                        No habiendo oposición independentista, los buques realistas navegaban libremente llevando mensajes y abastecimientos a los ejércitos realistas.
                        El 19 de julio salían del Callao el bergantín “Potrillo”, la corbeta “Sebastiana” y el navío “Asia” conduciendo la expedición del brigadier Osorio y el batallón “Talavera” que desembarcó en Talcahuano el 13 de agosto de 1814.

Navío ASIA (http://www.todoababor.es/)

                        El navío “Asia” de dos puentes y 74 cañones fue el barco más poderoso de la marina de guerra española que navegó por aguas chilenas, zarpó de Cádiz el 25 de diciembre de 1813, llegando a El Callao el 25 de abril de 1814. Una travesía sin novedades para la época…

ALGUNAS REFERENCIAS:
                        La navegación a vela del siglo XVIII y primera mitad del s. XIX es un tema en sí apasionante. Su compleja influencia en la táctica y estrategia de la guerra naval hacen del tema una ciencia aparte. Recomiendo el sitio: http://www.todoababor.es/ que está lleno de detalles de la marina española de la época. Naveguen por sus páginas, no se arrepentirán.

                        En el tomo 9 de la “Historia General de Chile” de Diego Barros Arana se describen las evoluciones navales en forma más o menos detallada. Para profundizar en el tema de la captura de la “Perla” y el “Potrillo” recomiendo el tomo 9 de la “Colección de Documentos e Historiadores de la Independencia Nacional”, en las págs 186-320 están las declaraciones del proceso que se siguió para esclarecer la conspiración que llevó a su pérdida. Ambas obras se pueden descargan en el sitio: http://www.memoriachilena.cl/  Por último, las peripecias de Samuel Johnston y el cautiverio de los prisioneros en El Callao están relatadas en las “Cartas de un tipógrafo yanqui”. Editorial Antártica 1997.