domingo, 21 de septiembre de 2014

EL 18 DE SEPTIEMBRE DE 1814

                        Al igual que el año pasado, la fecha me ha motivado a revisar apuntes y referencias para recordar que pasaba en este país hace 200 años. En algún momento me encontré frente a la TV cuando la alcaldesa de Santiago decía su discurso inaugural de las “Fondas” del parque O’Higgins. He de reconocer que Carolina Tohá me sorprendió con su alocución, en la cual recorrió nuestra historia y analizó los comienzos de nuestra gesta independentista en una manera que escapa a los consabidos sloganes chauvinistas y lugares comunes acumulados en años de educación de historia en que la única referencia parece ser el resumen de la historia de Chile de Castedo. Por otro lado, en estos momentos hay un masivo retorno de santiaguinos  hacia la capital, con los consiguientes atascos de tráfico.
                        Es probable que muchos chilenos, nerviosos e inseguros por el panorama económico, no hayan estado de acuerdo con las palabras de la alcaldesa, debido al giro, lógico y esperado por lo demás, de sus palabras hacia  la contingencia política actual. También es probable que los santiaguinos encerrados en sus vehículos en la mitad de las carreteras piensen que este país no tiene remedio y que no merecen pasar malos ratos originados en la falta de previsión o dirección de la administración de turno. Sin embargo, si meditaran, o se imaginaran en lo que pasaba hace 200 años, solo suspirarían y entonarían alguna melodía de moda pensando que al final de la jornada igual podrán descansar bajo techo y en una mullida cama. Efectivamente, dos siglos atrás, la situación era mucho más inestable y el futuro estaba cubierto por nubarrones de incertidumbre y temor:
                        José Miguel Carrera, escapando a la persecución de sus enemigos políticos se había encaramado al poder a la cabeza de una nueva Junta de Gobierno. Las primeras movidas de su segunda dictadura fueron encarcelar y/o desterrar a sus principales opositores, lo que gatilló la airada respuesta de la oficialidad del ejército del sur, que marchó hacia la capital para restaurar el antiguo gobierno. El 26 de agosto, en Las Tres Acequias, Carrera derrotaba a la vanguardia del ejército del sur comandado por Bernardo O’Higgins. Pero no bastó que medio centenar de chilenos perecieran en esta refriega; ambos ejércitos se preparaban para un segundo y definitivo encuentro, cuando llegó un emisario del general Mariano Osorio informando que los chilenos debían enfrentar un nuevo ejército enviado por el virrey del Perú para restaurar el gobierno realista en Chile, deteniendo la locura fratricida.
                        ¿Podían los chilenos celebrar el 4º aniversario de la instalación  de la Primera Junta de Gobierno?... Dificilmente: Chiloé y Valdivia seguían siendo enclaves realistas. Toda la provincia de Concepción, del Biobío al Maule había sido sometida sin combatir a las autoridades realistas impuestas por Osorio. Talca fue ocupada el 7 de septiembre y sirvió de base para reorganizar al ejército realista hasta el 15 de septiembre en que marchó en demanda de la capital. En Santiago, los realistas trataban angustiosamente de borrar de sus semblantes la esperanza de dar término a 4 años de zozobra. Mientras, las destempladas represiones de los carrerinos encabezados por el presbítero Julián Uribe restaban al esfuerzo bélico independentista el concurso del grueso de la aristocracia y del pueblo capitalino. ¿Quién podía celebrar en Chile el 18 de septiembre?
                        En Coquimbo el gobernador Tomas O’Higgins había sido sustituido por una junta en abril de 1814, la que persistía en apoyar el esfuerzo bélico contra los realistas y así lo trató de manifestar en un oficio enviado con José Moyano a Santiago (este oficio fue capturado por Osorio después de Rancagua y fue la causa de la prisión y muerte de Moyano y de la expedición de Elorreaga a someter Coquimbo y Copiapó). Es probable que a pesar de las incertidumbres de la guerra, en La Serena se haya efectuado algún tipo de celebración conmemorativa de la primera gesta emancipadora de Chile.
                        ¿Alguien más podía celebrar?, Carrera escribe en su diario:
“Septiembre 18 de 1814. Recibió O’Higgins 150 fusiles e igual número de fornituras, que le mandé para que pudiese completar el armamento del Nº 3. También le llegaron las herramientas que había pedido. Salió O’Higgins con su división para Rancagua. En oficio de este día me dice: “El punto de Rancagua es inexpugnable si se custodia como corresponde. Mándeme Ud. 1.000 hombres de infantería, 300 de caballería de fusil, igual número de Lanceros, la culebrina de a 8 y el obús, y yo soy responsable de que el enemigo no penetrará jamás”, etc. Todo es contradicción; el 14 con una cuarta parte del núme­ro de la fuerza del enemigo, se podía hacer defensa de Rancagua, y a los cuatro días ya necesitaba igual fuerza a la enemiga para sostener (como él dice) el mejor punto de defensa que tiene Chile. No pensaba así el tonto, él quería esa fuerza para oprimir a los que le desairaron en Maipú. Su obstinación y su deseo de venganza, igualaban a su ambición. Descaradamente publican sus oficiales que habían acordado sorprender­nos y fusilarnos (hablo de los Carreras y sus amigos) en la primera ocasión favorable que se les presentase después de unidas las fuerzas. ¡Pobres! No lo habían pensado bien todavía, cuando fui enterado de todo. Vivía prevenido y trabajaban contra ellos mismos.
El Capitán de artillería don Antonio Millán salió con su compañía, fuerte de 80 hombres y 3 subalternos. La tropa bien vestida, pagada y contenta; con ella relevó la que tenía la primera división.”
                        La única preocupación era la guerra que golpeaba las puertas de la capital, que solo contaba para su defensa con un ejército desarticulado por la guerra civil. He puesto en cursiva la parte que me parece fue escrita con posterioridad por Carrera, cuando editó su diario en 1815. Aunque, en mi opinión, este párrafo no fue escrito en 1814, si se revela un fenómeno que marcó toda la campaña de Rancagua: Tanto Carrera y sus partidarios, como O’Higgins y sus partidarios pensaban que si se derrotaba a los realistas la guerra civil se reanudaría y que, a la primera oportunidad, espías pagados atentarían contra la vida de unos y otros.

                        Así se vivía en Chile el último 18 de septiembre de la Patria Vieja… para cientos de compatriotas este ambiente enrarecido por los odios, temores y desconfianzas fue la causa de que antes de dos semanas perdieran la vida… Las pasiones desenfrenadas de quienes debían dirigirlos fueron la causa de que otros cientos de compatriotas antes de un mes perdieran su hogar, familia, posesiones y su patria… Ellos sabían lo que se avecinaba y por eso no pudieron celebrar…