sábado, 10 de septiembre de 2016

 ¡VIVA EL BICENTENARIO!.... ¿De qué?

                        Esta entrada es una digresión del tema del Blog: Tengo una cuenta en STEAM, que abrí cuando compré Napoleon Total War. Como su nombre lo dice, es un juego de estrategia de la época napoleónica, en el que debes conquistar territorios y dominar a tus enemigos. La simulación es simple, pero las batallas son fenomenales: La gráfica es soberbia, los uniformes variados y atractivos y el aspecto del campo de batalla muy reales. La Inteligencia Artificial es un  poco predecible, pero los efectos de las armas y del entrenamiento de las tropas, que se desbandan al recibir cierto grado de atrición producen resultados bien convincentes. A veces preparo un par de escenarios o juego alguna batalla histórica para no tener que instalar mi terreno de juego y hacer un wargame “real”. Pues bien, un día STEAM hizo una oferta irresistible: Men of War, Assault Squad II a menos de $ 5.000… Como mi interés en la WWII está siempre vigente y los gráficos se veían prometedores, lo compré… y estuve jugando 2 semanas sin parar!!. Las misiones son variadas y hay más de 400 medallas por ganar, sin embargo, en un escenario de alemanes contra rusos la carnicería no termina  nunca. Los rusos atacan en hordas y los alemanes tienen recursos ilimitados y… terminé ganando el escenario, pero con una sensación de desagrado que ya conozco… ya les he comentado mi conflicto entre honrar la memoria de nuestros antepasados y el horror de la guerra… pues bien, ¡tuve suficiente de horror!. En los días siguientes no podía ni mirar mis miniaturas, ni menos pintarlas, me entretuve un poco preparando algunas piezas de terreno, pero nada muy activo, hasta que un día un amigo me convidó a una sesión filatélica.
                        La filatelia (a mis alumnos tuve que explicarles de que se trata) y el ajedrez fueron mis pasatiempos, no bélicos de mi infancia y principios de adolescencia. Alcancé a tener una buena colección de sellos de Chile hasta 1974, pero la abandoné hasta que en 1994 la retomé (no recuerdo el motivo), para volver a abandonarla a los pocos meses.
                        Como me estaba sobrando tiempo libre, acepté la invitación y desempolvé mis álbumes, clasificadores, sobres con repetidos, lupa y pinzas y tuve una agradable sesión, en la que me di cuenta de que, a pesar de que nadie manda cartas, en Chile se siguen imprimiendo estampillas, alcanzando a la cifra de 2.545 al año 2015 (un tercio, es decir poco más de 800 se imprimieron de 1853 a 1972, el resto en 43 años… es una locura) por lo que actualizar mi colección me va a tomar muuucho tiempo. En el sitio: http://www.chilecollector.com/index.html, se puede descargar un álbum y hay bastante información para el que se interese. A mí me gusta coleccionar sellos usados, para mí el valor histórico supera al filatélico, por lo que mi tarea será más difícil, por ejemplo, ¿alguien ha recibido una carta con estampillas en los últimos 10 años?
                        Bueno, lo que les quería contar es que imprimiendo las páginas del álbum, me encontré con los sellos que se imprimieron para celebrar el Bicentenario de nuestra Primera Junta Nacional de Gobierno, lease: La Primera Manifestación de Madurez Cívica de la Nación Chilena… Francamente no podía creer la que estaba viendo; pero mejor lo dejo a criterio de ustedes:
                        El 2009, preparándose para celebrar el Bicentenario, correos de Chile organizó un concurso de pintura para estudiantes. Dentro de los premios, estaba el hacer un sello con los ganadores:
                        El mismo año se imprimió una serie en conmemoración a la serie: “Centenario de la Independencia Nacional” de 1910:
                         Ya en 2010, se le pidió a tres premios nacionales de arte que “pintaran el bicentenario”: Estas son sus obras “conmemorativas”:
                        Las fuerzas armadas también tuvieron su espacio: El Ejército de Chile arrinconó un retazo del cuadro de Subercaseaux de la batalla de Maipo. La Armada llevó sus recuerdos solo hasta 1910.

                        Parece que el “Bicentenario” se celebró en el mismo tenor en toda América, al menos hubo una regata…
                        Algunas ciudades aprovecharon de hacer propaganda turística… incluso las que no pertenecían a la Capitanía General de Chile:
 

                        Gracias a la filatelia, ahora, en septiembre de 2016, supe que existió un Grupo Bicentenario, constituido en 2007 por representantes de los países latinoamericanos, destinado a coordinar las actividades de celebración del bicentenario…
                        Por último, relacionado con el tema están estos dos sellos… penosos (La pechera y collarín del uniforme de McKenna son negros, pues es el uniforme de capitán de ingenieros), pero, al menos orientan a su relación con la Gesta Emancipadora:
                        Entre 2009 y 2010, la empresa de Correos de Chile sacó a circulación, bueno, al menos imprimió, noventa y ocho ¡98! Sellos, de ellos 48 relacionados con el Bicentenario. Salvo en la reimpresión de los sellos del Centenario, en ninguno de ellos aparecen las palabras independencia, Primera Junta, libertad, emancipación, ni nada que de una idea a un extranjero de qué aniversario se está hablando. Tampoco hay ninguna imagen que estimule una mayor investigación del tema (función cultural clásica de la filatelia) a algún compatriota con inquietudes intelectuales. Al menos a mí, la filatelia, con este despliegue de colorido sin significado, me ha reafirmado la impresión que tenía y que me impulsó a escribir la “Crónica Militar de la Patria Vieja”.

domingo, 4 de septiembre de 2016

LAS OTRAS BANDERAS REALISTAS
                        Después de haber especulado respecto a los estandartes de los batallones chilotes, creo que corresponde seguir tratando de reconstruir las banderas de los otros batallones realistas que combatieron durante la Patria Vieja. Por desgracia, también en este tema deberemos dejar un amplio margen a la especulación, interpretación e imaginación.

Batallón Concepción: Oficialmente se denominaba “Batallón de Chile” y su bandera, capturada en la batalla de Maipo se conserva (espero) en el Museo Histórico Nacional de Santiago. Años atrás encontré esta fotografía del original en algún sitio de internet cuyo nombre se perdió entre los múltiples cambios de archivos obligados por los cambios de computador (obligados por el avance tecnológico). Se puede apreciar que los escudetes muestran el nombre de Chile, en vez del escudo de la ciudad de Concepción. A juzgar por los bordes de la bandera, la foto muestra el reverso y no podemos saber si la otra cara o anverso es similar o despliega el escudo real de Carlos III (el mismo de Carlos IV y Fernando VII).
Bandera del Batallón Chile, también lla mado Concepción o Fieles de Fernando VII
Escudo de la ciudad de Valdivia
Batallón Valdivia: De esta bandera no he encontrado rastros… Lo más probable es que haya sido destruida por el ejército de Los Andes en el campo de batalla de Chacabuco, donde fue aniquilado este batallón. Sin embargo, que no tengamos datos de su destino, no significa que no haya existido. Debemos recordar la importancia de los estandartes en los cuerpos armados de la época; incluso las unidades de nueva formación debían disponer de una enseña que representara al Rey para jurarle lealtad. Al respecto Quintanilla refiere la jura a la bandera al reunirse, con su escuadrón de Carabineros de Abascal, con el brigadier Osorio en Talca al inicia de la campaña de Rancagua. Los carabineros eran un escuadrón de milicias y se había formado unas semanas antes y tenía un estandarte. Por lo tanto es seguro que un batallón formado en 1758 debía contar con su pabellón. ¿Qué características tenía?. Indudablemente la cruz de Borgoña estaba presente y debía tener un diseño similar a la del estandarte del batallón Chile. En los cantones sin duda se desplegaba el escudo de la ciudad de Valdivia, pero sin el yelmo y hojas (incluidos en memoria al escudo de armas de Pedro de Valdivia), para permitir la coronación de los escudetes con la corona ducal de reglamento.
                        Estos elementos mínimos se podrían complementar con el escudo real, que en este caso debiera ser el de Fernando VI en el anverso. También existe la posibilidad que, por ser un regimiento de un único batallón, adoptara una fórmula similar al batallón Chiloé comentado en una entrada anterior, con el escudo de Fernando VI sobre la cruz de Borgoña.

Batallón Talavera: Esta bandera fue capturada en Chacabuco y enviada a Buenos Aires por San Martín, pero luego, el Director Supremo Martín de Pueyrredón la donó (a petición del propio San Martín para agradecer la participación de los soldados de San Juan en la reconquista de Chile)) al pueblo sanjuanino. Llegó a la ciudad de San Juan el 7 de mayo de 1817 y fue depositada sucesivamente en la casa Consistorial, templo de San Agustín, altar de Nuestra Señora del Carmen y, finalmente, en la Catedral de donde desapareció en el año de 1871… en 1892 reaparece en manos del obispo José Achával, quien la entregó al Museo Histórico Nacional de Buenos Aires. En el año 2000 el Senado argentino aprobó su vuelta a San Juan, permaneciendo en la Celda de San Martín hasta el 22 de mayo de 2007, fecha en que se trasladó al Regimiento de Infantería de Montaña 22, donde permaneció hasta el 8 de febrero de 2013, siendo depositada definitivamente en la sala sanmartiniana del Centro Cívico de San Juan.
 
La bandera del Talavera en el RIM 22 LINK
                       Viendo esta bandera, tanto en las fotografías del original, como en su reproducción del libro de Mario Luqui-Lagleyze, no deja de llamar la atención lo… atípico de su diseño, que hace surgir dudas respecto a su origen (dudas que son fomentadas por su desaparición de 1871 a 1892).


                          En primer lugar debemos considerar que el batallón Talavera se formó como parte del regimiento Victoria y que solo fue elevado a la categoría de regimiento a su salida hacia Talcahuano, cuando se inició la formación de un segundo batallón en Perú. Por lo tanto, de ser original, esta bandera se construyó en el Perú, ya que lleva la inscripción “Regimiento de infantería de línea Talavera primer batallón”, lo que es improbable, pues significaría que el batallón salió de España sin bandera. En segundo lugar la cruz de Borgoña está evidentemente cosida con retazos de tela roja de distinta calidad y carece de los escudetes en las esquinas. Tanta desprolijidad en una unidad peninsular que se jactaba de su superioridad ante los americanos es… improbable y, si consideramos que el coronel del batallón era el orgulloso y puntilloso Maroto… es Imposible!. En tercer lugar, el escudo real (bordado en plata, pero cosido sobre el campo blanco de la bandera) no es el escudo de ordenanza de Carlos IV, sino que el escudo simplificado de España que ostentaban normalmente los estandartes de caballería…

                        Yo dudo de la originalidad de esta bandera, pero mientras no haya un estudio serio, los wargamers, recreacionistas y demás interesados debemos aceptarla e incluirla en nuestras actividades. Para terminar, una última especulación. Yo creo que la bandera del Talavera fue destruida, al igual que la del Valdivia en Chacabuco y que La bandera enviada por San Martín a Buenos Aires fue reconstruida con los retazos que se pudieron salvar. Es posible que el escudo central y los escudetes laterales sean los del estandarte de los Carabineros de Abascal o los Húsares de la Concordia. En todo caso, los leones con los dos mundos entre sus garras era un emblema común a varias unidades realistas que luchaban en América. Otra posibilidad, claro que mucho más arriesgada y que implica mala fé, es pensar que la bandera original esté aún en manos de un particular y que esta burda reproducción se haya construido durante el período de su desaparición… Polémico, pero eso es lo que hace la historia entretenida.