miércoles, 5 de junio de 2013

BATALLÓN DE INFANTERÍA LIGERA VETERANO DE CHILOÉ

                        En el año de 1794 se formaron las primeras unidades de línea en el archipiélago de Chiloé, dependiente del Virreinato del Perú. Consistían en una compañía de dragones y dos de infantería, cada una con 77 plazas. En los años siguientes, el número de soldados fue aumentando progresivamente, hasta que en 1807 se organizó el batallón de infantería ligera veterano de Chiloé. Los hombres de la antigua compañía de dragones pasaron a constituir la compañía de granaderos del nuevo batallón, en tanto que las dos compañías de infantería se dividieron para llenar las plazas de cuatro compañías de fusileros. El nuevo batallón, con 407 soldados y oficiales estaba bajo el mando del coronel Manuel Montoya.
                        La primera campaña del veterano de Chiloé fue la marcha de Carelmapu a Osorno en mayo de 1812, destinado a restaurar el dominio realista en Osorno y Valdivia que estaban regidas por una junta gubernativa que adhería al gobierno de José Miguel Carrera. Aunque cuando los soldados chilotes llegaron a Osorno encontraron que la junta valdiviana se había declarado por el Rey, la determinación de la población del archipiélago de Chiloé había demostrado que estaba dispuesta a defender con las armas la causa realista.
                        Y esta determinación fue bien aprovechada por el virrey Abascal, quien decidió utilizar a Chiloé como la principal base de operaciones de la expedición destinada a reconquistar la Capitanía General de Chile.
                        El 13 de marzo de 1813 zarpó de Ancud la expedición del brigadier Pareja; a bordo iban, junto a los artilleros y voluntarios de Castro, 291 oficiales y soldados del veterano de Chiloé al mando del capitán Carlos Oresqui (Montoya quedó en la isla organizando otro batallón de reserva). Dos semanas después, el 27 de marzo, el batallón de infantería ligera veterano de Chiloé, recibía su bautismo de fuego en el asalto de las alturas de Talcahuano.
                        Es posible que a los conocedores de las campañas de la Patria Vieja les haya llamado la atención el número de soldados de este batallón. El coronel José Rodriguez Ballesteros en su “Revista de la Guerra de la Independencia de Chile” afirma que el batallón contaba con 500 plazas. Esta cifra es repetida sin mayor análisis por Barros Arana y Encina, sin considerar los datos proporcionados en diversos documentos por el padre Martinez, Quintanilla, Pareja, el coronel Berganza y el cura Berganza (capellán de la expedición) que cifran el total de la expedición (incluyendo los batallones Chiloé, Castro, Valdivia y artilleros) entre 1.400 y 1.500 hombres. Estas cifras también se ajustan a la capacidad de trasporte de la flotilla de pareja, constituida por dos fragatas, dos bergantines y dos goletas, además de cinco dalcas chilotas. Es imposible que estas embarcaciones tuvieran espacio para embarcar los 20 cañones y 2.070 hombres que menciona Ballesteros. Por último, existe un documento en el Archivo Nacional (Ministerio de Guerra, volumen 8) en que se consignan las asignaciones dadas a los familiares de todos los expedicionarios de Chiloe, de donde he extraído el numero de 13 oficiales y 278 suboficiales, tambores y soldados del batallón veterano de Chiloé.
                        En todo caso, en Concepción los batallones chilotes y el Valdivia completaron sus cuadros con los veteranos del batallón Concepción, por lo que el Chiloé, que conservaba sus cuatro compañías de fusileros y la compañía de granaderos, debe haber alcanzado a unas 390 plazas.
                        Los chilotes combatieron en todos y cada uno de los combates de la Patria Vieja, ya sea como cuerpo (Talcahuano, Yerbas Buenas, San Carlos, Chillán) o como partidas de voluntarios que conformaban las guerrillas de fusileros montados. Finalmente, junto al batallón auxiliar de Chiloé, les correspondió atacar la trinchera este en la batalla de Rancagua. Para entonces, su número se encontraba reducido a 241 hombres (nuevamente debemos poner en duda las cifras de Ballesteros que contradicen los documentos de la época).
                        Durante la Reconquista (Octubre 1814 a febrero de 1817) el batallón de infantería ligera veterano de Chiloé fue reorganizado según la nueva ordenanza del ejército español, en una compañía de granaderos, una de cazadores y seis de fusileros. Sin embargo, la recluta para cubrir los cuadros fue lenta y en enero 1816 las compañías de fusileros contaban cada una con poco más de 20 hombres. Finalmente, el 14 de enero de 1817 sus efectivos eran: Plana mayor (Coronel Manuel Montoya; ayudante mayor Francisco Arenas; ayudantes agregados José Hurtado y Juan Cárdenas; abanderado; capellán; tambor mayor, cabo de gastadores y 6 gastadores). Compañía granaderos (94 hombres); compañía cazadores (100 hombres); Primera compañía fusileros (69 hombres); segunda compañía fusileros (78 hombres); tercera (67); cuarta (73); quinta (77) y sexta (72). De estos 644 hombres unos 500 lucharon en Chacabuco (no he estudiado en profundidad esta campaña, por lo que no puedo asegurar la cifra), batalla en la que se extinguió el batallón.
                         Con respecto al uniforme del batallón, lo más probable es que haya iniciado la campaña de 1813 (incluso su incursión de 1812) con el uniforme marrón de la infantería ligera española utilizado en la guerra de los Pirineos. Este uniforme es el consignado en el Estado Militar de España de 1817, cuando se menciona por primera vez el batallón de infantería ligera veterano de Chiloé. Los estados militares sufrieron varios contratiempos y omisiones durante la guerra de la península, por lo que no es de extrañar que la información esté atrasada, al punto de aparecer en el momento en que el batallón había dejado de existir.

Con el transcurso de la campaña, este uniforme fue dando paso a prendas civiles, casacas arrebatadas a los enemigos y las chaquetas azules con vuelta y cuello encarnado y botón blanco que debieron usar en Rancagua. 

Batallón de infantería ligera veterano de Chiloé en uniforme de campaña de 1813. Al igual que en la guerra peninsular, los frailes franciscanos fueron fieros defensores de los derechos de Fernando VII

Escaramuzadores en un bosque


Comando, el segundo de izquierda a derecha es un sargento.

Vista posterior

Inspeccionando una hacienda (sin los muros divisorios de los patios interiores)

No hay comentarios:

Publicar un comentario