PENSAMIENTOS DE 55 AÑOS:
Un verdadero diorama de azucar. Parece que representa la carga de los Granaderos a Caballo en Maipú. |
En noviembre de 2014 ocurrieron dos
aniversarios que me han hecho meditar con cierta profundidad. El 9 se
cumplieron 25 años de la caída -incruenta- del Muro de Berlín y el 26 yo cumplí
55 años. Siempre los aniversarios son buenos momentos para recapitular las
acciones y omisiones del pasado y proyectar planes para el futuro. Normalmente
este tipo de pensamientos los destino para situaciones cotidianas que
involucran a la familia y el trabajo, es raro que se incluya mi pasatiempo
(lease historia militar, wargames, modelismo, Patria Vieja, Segunda Guerra
Mundial, Independencia de Sud-América, Guerras Napoleónicas). Este año, sin
embargo, mi pasatiempo estuvo presente desde que apagué las velitas: Adela, mi
cuñada, se las ingenió para mandar a confeccionar una torta de cumpleaños
especial para un “Niño Grande” como yo:
55 años, si hubiesen sido velitas representaría el incendio de Moscú de 1812. |
Un Niño grande |
Pero todavía soplo. |
Y aquí llegamos al Muro de Berlín: En un
reciente viaje a Europa, además de las visitas al museo del ejército y tumba de
Napoleón en Paris y el museo del ejército en Viena, lo que más me impactó fue
la siguiente visión:
Los campos que rodean esta frontera son
preciosos, bien cultivados, con manchones de bosques (mantenidos por decreto)
en los que es fácil ver ciervos pastando o corriendo. Pues bien, en esos mismos
campos se desarrollaron los combates de la Primera Guerra Mundial y que alcanzaron su punto culminante en la batalla
de Amiens. Obviamente, había que hacer un tremendo esfuerzo de imaginación para
poder visualizar los pavorosos campos atrincherados y tierra de nadie de la Gran Guerra en esos terrenos en que la exuberancia de la vida parece
gritar que nada puede ser tan importante como para destruir aquello. En esos
mismos campos, pero en 1940 los Matilda ingleses trataron de detener la
Blitzkrieg de los panzers de Guderian en su contra-ataque de Arras… Dos guerras
mundiales, casi 65 millones de muertos… ¡que locura!. Y luego, sin necesidad de
disparar un tiro, las fronteras desaparecen como si nada… justamente
demostrando que las fronteras no son nada más que un símbolo que ha motivado
millones de muertes en miles de guerras…
En Berlín el impacto fue aún mayor: Cuarenta
y cinco años de guerra fría habían quedado reducidos a una línea de adoquines
en el suelo… Pero también 45 años de paz habían permitido que una ciudad
destruida en un 80% fuera reconstruida en su totalidad. Los viejos edificios y
monumentos fueron recreados siguiendo los planos originales (previsión y
eficiencia alemana), por lo que la historia se podía visualizar, aunque (quizás
por sugestión) se notaba que no eran los originales, al menos no impactaban
como Versailles o la plaza de Brujas con sus construcciones medievales.
La Puerta de Brandeburgo un símbolo tan visto y revisto que casi pierde su significado. |
Iglesia Luterana del siglo XVIII, construida durante el reinado de Federico el Grande. Reconstruida después 1945... mantiene la arquitectura original, pero "se ve" moderna. |
Ese es mi conflicto: tanto sufrimiento
inútil, tanta destrucción de tantas maravillas, tantas muertes anónimas… y sin
embargo, también en la guerra se expresan características, a mi modo de ver,
exclusivamente humanas: El sacrificio por los demás, la autoinmolación,
acicalarse antes de morir, compartir las penas y sufrimientos, solidarizar con
el débil y la camaradería. En mis días pesimistas y depresivos, predominan los
pensamientos negativos y la guerra se presenta con todo su horror. En los días
luminosos y positivos, me entusiasmo por recrear en uniformes o wargames las
virtudes humanas desplegadas en los conflictos bélicos…
Y bien, ahora estoy tratando de que un
pensamiento positivo de una razón de ser a los conflictos mundiales: Al
parecer, los europeos debieron sufrir una debacle de la magnitud de la Segunda Guerra Mundial (que en realidad fue una consecuencia inmediata de la Gran
Guerra, o más bien, el período 1918-39 fue una tregua de un mismo conflicto)
para poder aunar voluntades y comprender que existía una mejor manera de
superar las diferencias y que la Comunidad Europea iba a significar algo mucho
más fuerte y duradero que un acuerdo económico. Ahora solo falta saber cuántos
conflictos armados más deberá soportar Sud-América para que se aúnen voluntades
y se comprenda que después de una guerra solo se cuentan perdedores…
Siempre he pensado que si en Chile se hubiese
enseñado la historia como realmente fue y se hubiera comprendido que la Guerra
de Independencia fue una Guerra Civil y no una saga hollywoodense en que los
buenos patriotas derrotaron a los crueles españoles, se habrían evitado la
anarquía y todas las guerras civiles del siglo XIX. Asimismo, se hubiera
encontrado una solución al conflicto social mucho menos sangrienta que la
seguidilla de errores y ensayos del siglo XX que culminaron el 11 de septiembre
de 1973. Desgraciadamente, veo que la interpretación y relato de la historia
reciente, posterior a dicha fecha, sigue siguiendo el mismo esquema de buenos
contra malos… así nunca aprenderemos de nuestros errores… yo seguiré intentando
mostrar el período de la lucha por la independencia de Chile en forma objetiva,
libre de prejuicios y de slogans. También trataré de continuar retratando al
soldado anónimo y honrando su memoria de acuerdo a mis limitadas aptitudes…
lamento no poder ofrecer más.
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