miércoles, 11 de octubre de 2017

LOS INFANTES DE LA PATRIA

                        El viernes en la noche fuimos con María de los Ángeles a conocer un nuevo restaurante de Curicó. Pedimos unos Mojitos con algunos rolls de Sushi (es nuestra manera de hacer fusión en gastronomía). Nos recibió un garzón venezolano (lo reconocí por el acento y le gané la mitad de la cuenta a María de los Ángeles) y luego nos atendió una garzona argentina…No había mucha gente, así es que pudimos conversar con ellos sin problemas. Ambos contentos, integrados y optimistas (más que los chilenos).
                        Al día siguiente de esta experiencia, me puse a pensar en la importante migración haitiana al país y, particularmente a Curicó donde, según un conocido de la Cámara de Comercio, ya contamos con casi 4.000 haitianos. Esta cifra ya es evidente en una ciudad con algo más de 100.000 habitantes. Según el censo de 1813, la provincia contaba con cerca de 30.500 habitantes, de los cuales se consignan algo más de 2700 “mulatos” y 2 “negros”. Como no están consignados los “zambos”, podemos suponer que durante la Patria Vieja en Curicó el 10% de la población tenía algún grado de ascendencia africana. Por lo tanto, para los alarmistas y todos aquellos que miran la migración con malos ojos, aún en nuestra provincia estamos con bastante déficit para alcanzar la proporción de población afrodescendiente del comienzo de nuestra gesta emancipadora de la que tanto nos enorgullecemos, pero de la que tan poco sabemos.
                        Uno de los mitos que más se repite es que el batallón de Pardos, luego bautizado de Infantes de la Patria estaba constituido por esclavos que “abrazaron agradecidos la causa de la libertad luego de la promulgación de la ley de Libertad de Vientre…” Nada más lejos de la realidad: Los afrodescendientes del batallón eran hombres libres, la mayoría con oficios o artesanos que formaban la naciente clase media colonial. A diferencia de los batallones coloniales de la época, los Infantes de la Patria tenían oficiales y suboficiales afrodescendientes y se alistaban para tener derecho al fuero militar y uso de uniforme como los otros milicianos del Reino. Solo en septiembre de 1814 se incorporaron esclavos libertos al batallón de Ingenuos, que luego se fundió con los Infantes de la Patria para constituir el 4° Batallón de Infantería en la campaña de Rancagua.
                        Los Infantes de la Patria defendieron con honor sus banderas en todas las campañas de la Patria Vieja y los 94 sobrevivientes del cuerpo llegaron con una a Mendoza después del combate de Los Papeles (donde se perdió la del cuerpo de Ingenuos).

                        Antes de chocar con el “muro del wargamer” había empezado a preparar figuras para representar este batallón. Si algún día reinicio este proyecto, completaré las 24 o 26 figuras que formarán el batallón en las recreaciones de San Carlos, Talcahuano, Chillán y Rancagua. Aunque muchos no tenían uniformes propiamente tales, los oficiales y suboficiales deberán vestir las vistosas casacas rojas con divisas y pecheras verdes. También una pequeña licencia histórica me hace pensar que un tambor con casaca verde y pechera roja se verá muy requetebién (chilenismo = cool).

Esta es más o menos la idea. Oficiales, suboficiales y tambores con uniforme completo, el resto con variantes civiles. Para ESMOSACA se requieren fusileros de pie, así es que se modificarán los hincados con las extremidades de los "heridos"

Algunos solo portarán pistolas, para enfatizar estatus de milicias.

Me pareció demasiado armarlos con lanzas, este llevará ese fusíl. Obviamente se debe repintar la piel.

Pintados no se debiera reconocer los retoques con Greenstuff, ni los diferentes orígenes (HAT, EMHAR, Revell)


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