jueves, 2 de mayo de 2013


BICENTENARIO DE YERBAS BUENAS

                        Como lo había previsto, a las 18:00 horas del sábado 27 de abril de 2013 llegué a Yerbas Buenas para asistir a la recreación de la batalla. Realmente el pueblo entero se había comprometido con el bicentenario y desde la entrada se podían ver banderas con los colores actuales y los de la Patria Vieja saludando el viento otoñal. En la plaza había puestos con muestras de gastronomía y artesanía local… no se había olvidado a la juventud y también frente a estos quioscos autóctonos, otros locales ofrecían papas fritas y otros productos más “Globalizados”. La mezcla de olores (papas fritas, kétchup, empanadas y sopaipillas) hacían olvidar que ya en el estómago una frugal once había completado las calorías necesarias para mantener el peso… Una buena bienvenida y de vuelta, además de los buenos recuerdos, trajimos licores y chocolates artesanales, macetas con flores y algunas calorías y gramos de colesterol de más. Frente al Museo o “Casa de Pareja” hay un amplio espacio llamado “La Recova” que es donde se concentraban los recreacionistas y el colorido de sus uniformes se mezclaba con los espectadores. Antes de la recreación se preparó un rancho de charquicán (para los extranjeros explico que es un guiso de carne picada mezclada con un puré papas y zapallo o calabaza) que se ofreció a los espectadores que tuvieran platos. Por desgracia no era mi caso, pero las expresiones de quienes lo probaban eran de satisfecha aprobación.
                        A las 19:00 horas un conjunto folklórico, vestido a la usanza interpretó canciones y bailes de la colonia y luego hizo su ingreso el ejército realista con el brigadier Pareja montado a la cabeza de la columna. Luego de algunas arengas, los oficiales mandaron a dormir a la tropa y solo un centinela quedó de pie al norte de La Recova, iluminada por antorchas y unos reflectores ad-hoc.  Luego de algunos segundos de silencio, el centinela dio el “¡Quien vive!” y un oficial de granaderos (representando al subteniente Rencoret) lo abatió de un sablazo gritando “¡La patria y muera el Rey!” Detrás de él cargaron los granaderos dando cuenta de algunos realistas, mientras los otros se agrupaban para defenderse. En ambos bandos, los gritos y forcejeos se mezclaban con el estampido de los fusiles que provocaban gritos de sorpresa en la multitud. Al parecer los estampidos eran fogueos de rifles máuser manejados por soldados de al Escuela de Artillería de Linares, que se coordinaban perfectamente con la pantomima de los recreacionistas entre los que maniobraban (se distinguían por el corte de pelo y porque estaban muertos de la risa, a diferencia de los recreacionistas que, muy posesionados de su papel, gritaban serios y desafiantes). También estuvieron representados los húsares nacionales, con un solitario jinete que mantuvo bien controlado su caballo a pesar de los estampidos y cruzó su sable con el brigadier Pareja.
                        Cuando los granaderos de Chile comprobaron que estaban en inferioridad numérica se retiraron, dejando a los realistas dueños del campo. Estos, luego de recoger a sus heridos (uno causó la hilaridad del público, pues era arrastrado por los brazos y para no dañar el pantalón de su uniforme, empezó a caminar marcha atrás) se formaron e iniciaron su marcha, supuestamente hacia el río Maule.
                        Muy entretenido espectáculo, aplaudido con entusiasmo por autoridades comunales, regionales, diputados y militares, además de, según un rápido cálculo, aproximadamente unos 600 espectadores.
                        No tengo los datos exactos de los recreacionistas, pero habían grupos de Santiago, Concepción y Linares (perdonen si olvido a alguien) y con sus uniformes heterogéneos y llamativos equipos y armas lograron un muy buen efecto. A continuación algunas fotos que ponen en evidencia, nuevamente, mi pésima calidad como fotógrafo.

El campamento realista, con los fusiles en pabellones y el infaltable perro de los espectáculos chilenos.



Preparando el rancho


Los granaderos y granaderas de Chile

Los milicianos se forman, mientras los cantores y bailarines se retiran para dar paso al combate

Voluntarios de Castro y cantineras que también tomaron las armas.

El Brigadier Pareja




Combate nocturno

Después del combate una arenga para recuperar la moral
La banda de guerra que no dejó de alentar a los combatientes.

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