jueves, 9 de mayo de 2013


LA INFANTERÍA LIGERA DE CARLOS IV

                        En situaciones de guerra, durante los siglos XVII y XVIII, en las regiones pirenaicas españolas (Navarra, Aragón y Cataluña) era común la formación de cuerpos francos, constituidos por voluntarios que se alistaban para combatir con atuendo civil y armas propias, principalmente escopetas. Carlos III en 1762 les confirió un estatus de cuerpos del ejército permanente, con el título de infantería ligera. En febrero de 1763 estos cuerpos fueron reorganizados en dos regimientos de “Voluntarios de Cataluña” con dos batallones cada uno y un batallón de “Voluntarios de Aragón”. Carlos IV, mediante reglamento del 3 de junio de 1792, reestructuró el arma de infantería ligera, formando cinco batallones independientes de 800 hombres distribuidos en 4 compañías cada uno: Primero y segundo de voluntarios de Cataluña; voluntarios de Gerona; voluntarios de Tarragona y voluntarios de Aragón. Con la declaración de guerra a Francia en 1793, las compañías de estos batallones aumentaron su dotación a 300 hombres cada una y se formaron 4 batallones más de voluntarios: Primero y segundo de voluntarios de Barcelona; voluntarios de Barbastro y segundo de voluntarios de Aragón. Finalmente, y ante la necesidad de cubrir las bajas producidas en la campaña de Los Pirineos, se levantaron 3 batallones más: El batallón de Voluntarios de Valencia y el regimiento de cazadores de la Corona, compuesto por dos batallones de 5 compañías cada uno y una compañía de gastadores.
                        Aparentemente, la uniformidad de los batallones de infantería ligera se limitaba a mantener las prendas del vestuario civil de aragoneses, navarros y catalanes. El gambeto era la prenda oficial, así como los calzones, medias blancas y alpargatas con cintas de colores anudadas al tobillo. Con motivo de la guerra de 1793, la confección de uniformes pardos también incluyó a los cuerpos ligeros:

El tercer soldado de izquierda a derecha pertenece al batallón voluntarios de Gerona, vistiendo el uniforme utilizado durante la campaña de 1793 a 1794. El primero a la izquierda es un soldado de los voluntarios de Barbastro, también de infantería ligera, pero con el uniforme usado en 1801, al igual que los granaderos de infantería de línea con uniforme blanco y divisa regimental (Jaén y Extremadura)
                         Luego de la paz de Basilea, en 1797 se confirmó la permanencia de los 12 batallones ligeros en el ejército español (el regimiento de la Corona pasó a ser de línea, pero se formaron los batallones de voluntarios de Navarra y de Campo Mayor), uniformándoselos de verde y, 2 años después, de azul. Siempre con calzones blancos y polainas de cuero color avellana.
 
Infantería ligera con casaca verde y gambeto azul, junto a un granadero y fusilero de infantería de línea según el reglamento de 1797.

Infantería ligera con casaca azul y gambeto verde, junto a granaderos de infanteria en uniforme de 1800

                        Con la R.O. de 1802, los batallones ligeros recibieron un uniforme mucho más vistoso: Casco con pluma tipo “Tarleton” y dolman verde esmeralda con guarniciones amarillas (doradas para los oficiales), pero en 1805 volvieron al azul con divisas de acuerdo al batallón y gambeto marrón con collarín y vueltas también del color de la divisa.

Uniformes de 1802. El primero a izquierda es de infantería ligera

Uniformes de 1805. El primero a izquierda es de infantería ligera
                        Todas las imágenes son de Clonard. En una próxima entrada se expondrá las implicancias de estos uniformes en la reconstrucción de la uniformología de las campañas de la Patria Vieja.

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