CARABINEROS DE ABASCAL
En
el grupo de Yahoo (ver aquí ),
destinado a la discusión de las guerras de independencia de Sudamérica, se han
acumulado mensajes con preguntas y respuestas sobre esta unidad realista, por
lo que me decidí a subir la información que poseo de ella.
Antes
debo contarles que este grupo nació como complemento del blog de John
Fletcher . Les recomiendo ambos sitios y también adquirir el libro Liberators!,
publicado por John y que revisa, con énfasis en el aspecto de wargames, las
principales batallas de la independencia del cono sur de América (está
planificado un segundo tomo que incluirá las batallas de las guerras de
independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú) con uniformes, órdenes de
batalla, mapas, etc.
Historia:
Después
del tratado de Lircay, el brigadier Gabino Gaínza le envió un informe al virrey
Abascal en el que sugería que la guerra se podía continuar con éxito enviando
oficiales para instruir y levantar dos escuadrones de caballería miliciana.
Actuando en consecuencia, Abascal acepto la oferta del comerciante limeño Juan Domingo Amézaga de equipar a su costo un
escuadrón, que llevaría el nombre del virrey, con la condición de ser nombrado
coronel de milicias. Amézaga invirtió $ 13.102 con 2 reales en las diferentes
piezas de vestuario y componentes de sillas de montar para levantar su unidad
de caballería.
Sin
embargo al momento de desembarcar la expedición de Osorio en el puerto de
Talcahuano, Amézaga falleció de “fiebres” y el brigadier español le entregó la
tarea de formar el escuadrón de Carabineros de Abascal al gobernador de
Talcahuano, teniente coronel Antonio Quintanilla. En agosto de 1814, reclutando
voluntarios (entre los que se contaban numerosos dragones veteranos y otros
desertores del ejército independentista que tenían experiencia en combate) y
preparándolos con ayuda de algunos suboficiales y oficiales del batallón
Talavera, se completó rápidamente la dotación de 3 compañías, de
aproximadamente 50 hombres cada una, incluyendo 1 capitán, 1 teniente, 2
alféreces, 1 sargento 1º, 2 sargentos 2º, 1 tambor (no habían soldados que
supieran tocar las trompetas), 1 cabo 1º y 2 cabos 2º. El coronel, y capitán de
la primera compañía, era el propio Quintanilla y en su plana mayor contaba con
un ayudante mayor, un ayudante, un capellán y un cirujano.
Los
caballos se fueron “consiguiendo” en el camino y al llegar a Talca, en los
primeros días de septiembre de 1814, el escuadrón se encontraba completamente
montado y aperado. Los carabineros participaron en la batalla de Rancagua,
dispersando a la 3ª División en su retirada el 2 de octubre y capturando a la
mayoría de los fugados de las trincheras que habían seguido a O’Higgins. Luego
se confió a Quintanilla la vanguardia del ejército realista, siendo los
Carabineros de Abascal los primeros en entrar a Santiago y los últimos en
combatir en Los Papeles contra los restos del ejército de Carrera.
Durante
la Reconquista, el escuadrón se mantuvo de guarnición en Aconcagua,
reorganizándose en dos escuadrones a dos compañías cada uno, siendo una de
ellas de lanceros. A fines de 1816, los carabineros marcharon a la región del
Maule, para repeler una incursión independentista en el paso de Planchón. Luego
de esta exitosa y corta campaña, el escuadrón volvió a Santiago con 19
oficiales y 344 suboficiales, trompetas y soldados, pero rápidamente debieron
tomar el camino a Los Andes, ante la noticia de la llegada del ejército de San
Martín en febrero de 1817. Los
carabineros lucharon en el combate de Las Coimas y en la batalla de Chacabuco,
donde se extinguieron.
Uniforme de 1814:
Amézaga
trajo 2 tipos de uniformes, pero ninguna de las piezas, excepto camisas,
chalecos blancos y corbatines negros alcanzaban para los 150 hombres del
escuadrón, por lo que la variedad debe haber sido la regla:
Uniforme “grande”: Morrión o shacó con pluma roja*.
Dormán y pantalón celeste con divisa roja. Vivos, trenzados y botones blancos.
Botas húngaras de húsar. Los trompetas o tambores se distinguían por la manga
roja del morrión. Los oficiales reemplazaban los vivos y trenzados por galones
y cordones plateados** y se cubrían con bicornio con pluma roja. En todo el
escuadrón se debían repartir 77 capotes azules.
Uniforme de cuartel o “piti”: Gorra cuartelera (de
plato), chaqueta y pantalón azul con divisa roja. Polaina negra de caballería y
zapatos.
Silla de montar: Silla inglesa con maleta (solo 120) y
mandil (50 unidades) que se supone debieron ser celestes con vivo rojo.
Uniforme de 1816-17:
En
marzo de 1816 Quintanilla hizo un pedido completo para renovar el vestuario de
su escuadrón. Por falta de paño celeste, solo se pudieron confeccionar 40
casacas con divisa roja y 18 botones blancos. El resto de las necesidades de
vestuario se cumplieron con 150 chaquetas azules con vivos y divisas celestes.
Los pantalones eran de brin blanco con refuerzo de cordobán (cuero de carnero
delgado y suave). Tambien se confeccionaron 120 morriones de caballería con “lata
blanca.”
*: Para los amigos anglosajones he preferido emplear
este término que es sinónimo de: grana, encarnado y nácar. Con respecto a la
real tonalidad del rojo usado por el ejército español, me inclino más por el
escarlata (rojo fuerte) que por el carmín (rojo-rosado), a juzgar por las
pinturas de la época.
**: La norma en la caballería española era que los
vivos y trenzados blancos de la tropa eran reemplazados en la oficialidad por
hilo de plata. Al respecto se conserva una lámina, al parecer de la época
(recopilada por Dellapiane y reproducida por Belaguer en El Dorado VIII/3) en
que un oficial de los Húsares de la Concordia, contemporáneos de la misma
expedición con los carabineros, con trenzados y vivos plateados.
En
estos momentos tengo prestada mi cámara, pero probablemente la próxima semana
podré subir unas fotos de mis miniaturas de Carabineros de Abascal en uniforme
de 1814. Por ahora les presento mi interpretación de los uniformes que los
escuadrones de Quintanilla deben haber usado en Las Coimas y Chacabuco.
Al
no haber datos específicos, se asume que las casacas de los oficiales tenían
los faldones del mismo largo que la tropa, aunque es probable que conservaran
los vistosos dormanes de 1814. Quintanilla refiere que usaba bicornio, por lo
que no hay dudas de que los oficiales usaban esa prenda, en vez de los
morriones de la tropa.
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