LA
PANDEMIA DE LA PATRIA VIEJA
Bueno,
a pesar de lo expuesto en la entrada anterior… Aquí estoy de nuevo. La vida
tiene imponderables y… ¿¡Qué más imponderable que una pandemia!? Con motivo del
exceso de tiempo disponible, ordené mi escritorio (en otra entrada profundizaré
al respecto), encontrando un par de cajas de la “Crónica Militar de la Patria
Vieja”, esto me llevó a revisar el correo de María de los Ángeles, comprobando
que habían algunos pedidos de 2018 y 2019 sin contestar. Escribí explicando la
situación y pidiendo disculpas… a vuelta de correo recibí una confirmación de
que algunos mantenían el interés en adquirir el libro. Luego de enviarles las
copias solicitadas y comprobar que debía reajustar su precio por el aumento en
el valor del envío, aunque mantuve el precio antiguo a los fieles y pacientes
interesados, revisé este blog, sorprendiéndome que el número de visitas se ha
mantenido constante a pesar del silencio de casi 2 años… Esto sumado a un par
de contactos solicitándome información de uniformología me despertó de mi
letargo y me decidió a subir esta entrada.
Judas Tadeo Reyes. retrato de Gil de Castro 1815 |
La
viruela llegó a Chile con Francisco de Villagra, a La Serena en 1554. A contar
de esta fecha asoló en brotes c/4-5 años a todo el país atacando, con una
letalidad de 30%, a colonos y aborígenes. Durante el gobierno de Muñoz de
Guzmán, en 1805 llegó la vacuna y se creó una Junta de Vacuna Filantrópica para
su distribución.
En
1811 un nuevo brote de viruela asoló la capital y se reactivó la Junta
Filantrópica bajo la dirección de Manuel de Salas. El aumento de casos alarmó a
la Junta de Gobierno (J.M. Carrera, José de la Cerda y José Santiago Portales),
solicitando al Cabildo de Santiago que reactivara la vacunación. El Procurador General
del Cabildo, Anselmo de la Cruz sugirió la formación de una Junta de Vacuna a
cargo de Judas Tadeo Reyes, delegado del
gobierno, apoyado por 24 diputados. El 24 de marzo de 1812 la junta aprobó la iniciativa
y Judas Tadeo Reyes asumió sus funciones, entregando el 5 de abril un instructivo
de funcionamiento de la Junta de Vacuna, que fue aprobado por el gobierno el 8
del mismo mes. A continuación transcribo el instructivo completo, pues a través
de este documento se aprecia cómo se enfrentaba el problema en esta época,
además de la rigurosidad y espíritu organizativo de Judas Tadeo Reyes:
Instrucción
para los Diputados de le Junta de vacunación virolenta de la Capital de
Santiago, con
superior aprobación.
A
propuesta del ilustre Cabildo, la Excelentísima Junta Superior Gubernativa del
Reino, para facilitar el uso y propagación de la transfusión de la vacuna
extintiva de la viruela natural, encarga este importante cuidado a la nueva
Junta, que en lugar de la filantrópica, ya disuelta, ha instituido, bajo de su
superior protección y Presidencia, compuesta de un Delegado, y veinticuatro
diputados.
Éstos,
cuando el Delegado les avise turnarán dos en cada mes asistiendo los Martes y
Viernes a la operación de la vacuna que se practica en la sala del ilustre
Ayuntamiento desde las ocho hasta las diez del día poco más o menos, según la
concurrencia de vacunados.
Repartirán
los dos su alternativa por semanas, o días según más les acomode, y si alguno
en el que le tocare estuviere embarazado, se avendrá oportunamente con el
compañero para que le subrogue, aligerándose de este modo la pensión, y
evitándose su perjuicio en sus negocios urgentes e incompatibles, que puedan
atravesárseles en aquellas ocasiones.
Vigilarán
la puntual asistencia del facultativo vacunador, quien tiene asignación de
dinero para los gastos menudos, y gratificar a veces a algunos vacunados,
principalmente a los que suministran el fluido de brazo a brazo.
Se
tratará a todos con suavidad y agrado para que difundan en el público buenas
especies de la vacunación, y así se animen los tímidos y se desimpresionen los
preocupados, aprovechándose de este beneficio para la conservación de la vida.
Atenderán
a que los vacunados vuelvan el día de la siguiente operación, o cuando se les
prevenga, obligándolos en caso necesario con auxilio de los señores alcaldes,
para que se vacunen de nuevo los que el facultativo reconozca haberles brotado
falsa la primera vez.
Se
llevará cada día en el libro, o cuaderno que habrá para el efecto, lista de las
personas que se vacunan, con expresión de su edad, calle, y casa de su
habitación, y al fin del mes la firmará el vacunador, poniendo los diputados su
visto bueno, cuya razón se pasará al delegado para que la de a la superioridad,
y se satisfaga del progreso, y adelantamiento que cada uno consiga, según el
número de individuos vacunados en sus turnos.
Excitarán
por medio de recados políticos a los jefes de los cuarteles, y administradores
de los hospitales para que envíen a vacunar a sus dependientes que lo
necesiten: reclutarán también entre los vivanderos, y concurrentes a la Recova,
y plaza a los que indaguen necesitar este remedio, valiéndose hasta de la
fuerza, con auxilio de alguaciles, o de las guardias militares próximas, y
finalmente se hará la misma diligencia en la cárcel, y Casa de Recogidas.
Supuesto
que en esto se interesa la caridad cristiana, el bien de la humanidad, y el
crédito de la diputación en común, y que la dedicación de quince días al año de
cada uno, es corta, se extenderá el celo de todos indistintamente a excitar de
continuo a las gentes que supieren no ser virolentas a que vayan a vacunarse,
compeliéndolos también si dieren lugar a ello, principalmente a los grandes que
corren más peligro de la viruela natural, y son los más renitentes, a cuyo
efecto averiguarán los que hubieren de esta circunstancia en el barrio de su
habitación, y en los que más adelante se les repartirá en el mapa de la ciudad,
para que se extienda a toda ella esta requisición.
Podrán
asistir a la vacunación los que quieran en cualquier día, aunque no estén de
turno, para fomentar el espíritu filantrópico, saber las ocurrencias de esta
especulación, y cooperar al intento, por modo de una asociación de
misericordia.
El
que necesite para los fines indicados algún auxilio, o advierta cualquier
obstáculo, que no estuviere en su mano allanar, se servirá manifestarlo al
Delegado para su reparo, o que si depende de la Superioridad, lo solicite.
Asistirán
a las juntas que el Delegado convoque por sí, o por orden superior, para los
asuntos que por si dificultad parezca conveniente oír los conocimientos de
todos, o proceder con su acuerdo en lo relativo al proyecto en general.
Debiendo
el Delegado cuidar de que el vacunador del campo ejercite continuamente la
operación, le ayudarán los diputados de quienes se valga, para que poniéndose
antes de acuerdo con los señores párrocos rurales de este partido de Santiago,
y el juez realengo respectivo, se fije un día de fiesta en que concurran, y
hagan publicar después de misa parroquial en la puerta de la Iglesia, el lugar
cercano a ella, y el tiempo en que el vacunador ha de operar allí, y promuevan
todos uniformemente los medios más ejecutivos para que se estimulen a vacunarse
cuantos lo necesiten, y se obligue a los morosos.
Santiago, 5 de Abril de 1812.
Judas Tadeo de Reyes
Reyes era realista, pero actuó con la misma
diligencia con la que se había desempeñado durante 32 años como Secretario de
la Presidencia y Capitanía General de Chile. En el primer trimestre de 1812,
bajo la dirección de Manuel de Salas, se habían vacunado un promedio de 171
personas al mes. Con la nueva organización, se alcanzó un promedio mensual de 413 inoculaciones hasta el 30 de junio. Durante estos 3 meses,
se publicaban estadísticas mensuales del progreso de la vacunación en la “Aurora
de Chile” y se insistía en la necesidad de convencer a los reticentes a vacunarse,
incluso con el empleo de la fuerza. El último informe firmado por Judas Tadeo
Reyes el 6.7.1812, se publica en el número 24 de la “Aurora de Chile” el
23.7.1812 y lo transcribo completo:
“En el próximo pasado mes de Junio, se ha inoculado en los cuarteles
militares y en el vacunatorio público con feliz suceso a 590 personas de ambos
sexos; las 158 desde uno a cinco años de edad; 187 desde la de cinco a diez;
151 desde diez a veinte; 76 de veinte a treinta; 14 de treinta a cuarenta, y 4
desde cuarenta hasta la vejez. Se observa que va en aumento duplo la progresión
del número de vacunados adultos, y mayores de edad, respecto de los meses
anteriores, y esto persuade que se van desimpresionando las preocupaciones que
el vulgo había concebido de la ineficacia de este saludable preservativo”.
En
los 6 meses siguientes, el promedio mensual de vacunación bajó a 163. Aunque no
encontré en los libros de historia la causa del retiro de Reyes, es fácil
deducirlo: La Junta de Gobierno decretó el 16.7.1812 el uso civil de la
escarapela tricolor y el 30 de julio su obligatoriedad en los funcionarios
públicos. Judas Tadeo Reyes, siendo ferviente realista, prefirió renunciar a su
labor pública antes que renegar de sus principios.
En
octubre de 1812 la “Aurora de Chile” vuelve a publicar artículos referentes a
la vacunación, pero exponiendo las estadísticas de los ingresos y altas
hospitalarias. Esta estadística podría interesar más a los wargamers, pues
especifica las bajas en las distintas unidades militares de la capital. Entre el
1° de octubre de 1812 y el 31 de enero de 1813 se hospitalizaron 350
granaderos, 113 nacionales, 71 artilleros y 9 asambleas; registrándose 19
muertes; esta bajísima letalidad, de un 3,5% contrasta con el 22,8% de la
mortalidad de los 391 civiles hospitalizados en el período.
Los
informes de este período están firmados por Manuel Joaquín Valdivieso, y en el
correspondiente al mes de diciembre se incluye la siguiente nota:
Nota: Continúan los horrorosos
estragos de la viruela anunciados en el extracto del mes de Octubre. Nunca, ni
cuando carecíamos del gran beneficio de la vacuna, se había visto peste de más
malignidad según los físicos de la casa; así ha sido la de 32 virolentos que ha
asistido el hospital este mes, y componen la mayor parte en el número de los
muertos; esto quiere decir que hallándose, como se halla hoy, expedito el
vacunatorio de la capital, y a cargo de unos funcionarios celosos y contraidos,
solo causa este mal la dura pertinacia de los desgraciados pacientes, que han
podido hasta ahora desasirse de esa miserable preocupación que les quita
conocer las ventajas de la vacuna, para arrastrarlos incesablemente al
sepulcro. Su humanidad dejará de verse afligida en esta parte cuando se acuerde
por la autoridad respectiva una procedencia fuerte de ejecución a que se
presten a su propio bien. Fecha ut supra.
Manuel Joaquín Valdivieso.
Como
se puede ver, en Chile más de 200 años de historia no nos han enseñado a
enfrentar las pandemias. Se mantiene la resistencia de la población a cumplir
con las medidas adoptadas por la autoridad y las pasiones políticas brotan a la
primera oportunidad afectando el manejo y evolución de la epidemia…
Para
quienes quieran profundizar en el tema de la viruela y vacunación en Chile, les
puedo sugerir el libro (No lo he leído, pero los comentarios son buenos):
“Viruela y vacuna” (Ed. Universitaria, 2016) de
Paula Caffarena Barcenilla.
En
el sitio: http://www.historia.uchile.cl/CDA/fh_index/index.html,
se pueden encontrar todos los artículos publicados en la “Aurora de Chile”
referente a la viruela y vacunación. Estos números son: Tomo I: 11, 14, 18, 24,
39, 46. Tomo II: 1, 3, 6. Después de este número no hay más artículos refiriéndose al tema y luego, la guerra ocupa las publicaciones del “Monitor Araucano”.
Buenas señor Marco, he tenido dudas sobre el uniforme de los Húsares de la Guardia en la patria vieja, acaso llevaban los uniformes de enero de 1812? o un uniforme blanco que yo he leído por ahí? cualquier cosa se agradece
ResponderEliminarEspero que se cuide mucho, y que bueno volver a este blog :)
Buenas Unknown: Gracias por su comentario e interés. Durante la preparación de la "Crónica..." no encontré más evidencias de decretos de uniformología que las resumidas en sus páginas y esquematizadas en sus láminas. Tampoco encontré testimonios contemporáneos que describieran un uniforme blanco en ninguna de las unidades durante la Patria Vieja (excepto el Bo. Chillán en octubre de 1814). Sin embargo, es posible que algún húsar o grupo de húsares, en algún momento durante los meses cálidos se haya(n) despojado de sus chaquetas y pantalones de paño (tejido de lana), usando solo su camisa de brin o tocuyo y pantalones del mismo material o lona (se fabricaron varios con tela de carpas después del sitio de Chillán).
EliminarUn codazo (ya que no se pueden dar abrazos)
Muchas Gracias, en otro asunto, siempre he sido escéptico a la idea que los Pardos o Infantes de la patria hubieran llevado los uniformes encarnados o al menos las clases y oficiales por las razones que he mencionado en un post de facebook (es largo):
Eliminar"El comandante de Pardos en Abril de 1813 envió una carta pidiendo 1500 pesos para REPONER el vestuario. Esto me dice que los pardos tenían un uniforme que debía ser repuesto, esto agrega el hecho que era una de las principales milicias de la capital, y que en sus filas habían artesanos o trabajadores en la ciudad, quienes según el reglamento de milicia de 1778, "El militar debía pagar por él,(uniforme) por lo cual se le retenía un porcentaje de su sueldo y quedaba bajo la responsabilidad de los oficiales
superiores la presentación personal del soldado y del cuidado de su uniforme" y considerando que el cuerpo de pardos ha estado sobre las armas y recibido paga desde mediados de 1811 por las tensiones militares con Martinez de Rosas, significa que el soldado podía pagar al menos una casaca con un sombrero para la escarapela, que no tuvo que haber costado más que 6 pesos."
Y durante mucho tiempo he buscado cuerpos pardos en América española y no he encontrado ninguna milicia después de 1792 que tuviera un uniforme diferente al de la orden real. en paginas como ejercitosdelrey, o menciones en los estados militares españoles. pero eso es lo que creo yop.
Estimado Unknown (podría firmar con su nombre de pila o pseudónimo para romper el hielo) Estoy absolutamente de acuerdo con Ud. Seguramente se refiere a mi entrada en este blog de octubre de 2017. Tal vez debí especificar que me daría una pequeña licencia histórica para darle mayor colorido a la mesa de wargame. En una próxima entrada, profundizaré un poco el tema.
EliminarVale muchisimas gracias
ResponderEliminarque raro no puedo poner mi nombre, pero me llamo Pablo Jerez, mucho gusto
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